jueves, 4 de junio de 2015

Observaciones al proyecto de dique interceptor en la zona de Agropil

El Director de la Comisión Nacional del Pilcomayo, Ingeniero Daniel Garay, tuvo una reunión con los productores ganaderos criollos de la zona de AGROPIL, el 21 de Mayo pasado.  Les informó de dos proyectos que se ejecutarían próximamente.  El primero se refiere a la canalización de la Cañada Lamadrid Norte, aparentemente por pedido expreso de los ganaderos y estancieros ubicados aguas abajo de la región de Margariños.  El segundo, la construcción de un dique para controlar los sedimentos, que se construiría aprovechando los bajos de la zona de AGROPIL.  Como coronación de lo que para los presentes era una irracionalidad incomprensible, justificó las propuestas con el argumento de que ya no necesitarán tantas tierras para producir "lo poco que tienen" ("las pocas cabras", literalmente), porque van a traer proyectos de desarrollo, con ganadería intensiva y agricultura; todo esto asociado a un proceso en donde el INDERT (institución oficial encargada de las tierras en el Paraguay, muy reconocida por la poca transparencia de sus gestiones) aseguraría la titularidad de sus tierras.

Luego de esta reunión, se nos pidió una opinión respecto a estas propuestas.  Las observaciones que siguen se han realizado para responder a este pedido; en base a investigaciones en la cuenca media argentina, desarrolladas por Mabel Amarilla y Luis María de la Cruz, de manera independiente. El texto que sigue fue redactado por Luis María de la Cruz; siendo de su absoluta responsabilidad.

El Pilcomayo arrastra, en crecientes normales (la de este año fue inferior a lo normal), entre 130 y 160 millones de toneladas de tierra (sedimentos minerales) por año. De estas, entre 120 a 130 millones de toneladas de tierra representan el 90 % del arrastre total; ya que los finos en suspensión no se calculan para los procesos de depósito (datos SSRHN 1967-2003). Los depósitos dejado sin dique (o sea, con los sedimentos corriendo con el agua) en la zona de Potrillo (área de bañado con corredera natural, sin obras de canalización, un poco más arriba que Agropil) oscilaron (observaciones en Argentina, entre el 2000 y el 2005) en promedio entre 0,40 m y 0,60 m por año. El espesor promedio depositado en la zona del río se considera teóricamente en equilibrio (se deposita lo mismo que se arrastra); aunque no es así, sino sólo para el cálculo de corto plazo (la prueba está en que el mismo río se colmata a largo plazo). El espesor de los depósitos en zona de los canales y cañadas es de 0,30 m anual; promedio que debe considerarse en la evolución de los canales; ya que la fuerza de arrastre de fondo de los canales es mucho menor que en el cauce mismo del río. Este depósito anual es lo que se evidencia en las cañadas y correderas, que se colmatan cada tantos años, dependiendo de la combinación de la magnitud de la obra de drenaje y la capacidad de arrastre de fondo que toma el agua en creciente en ese tramo. En el caso de las cañadas naturales, las curvas que se forman por falta de pendiente, juegan en contra de la vida útil de la cañada; ya que al disminuir la velocidad en las curvas, los depósitos se aceleran. Lo mismo pasa cuando se forman curvas en los canales. Entre 2003 y 2010, frente a Potrillo (2003-2005 sin obras de canalización, 2006-2010 con obras de canalización), los perfiles que se hicieron demostraron que hubo una deposición de sedimentos del orden de los 0,35 m por año. O sea, que el suelo se elevó en siete años 2,45 m, habiendo cauce y sin barreras naturales o artificiales. Los resultados son más que evidentes en las transformaciones profundas que se observan a simple vista en la zona.

Junto con el arrastre de sedimentos minerales, se produce el arrastre de vegetación (palo bobos, troncos de sauces y otras maderas que caen de las barrancas). Este arrastre de vegetación produce grandes acumulaciones en las zonas de menor velocidad, incrementando la tendencia al taponamiento de los cauces, correderas, cañadas y áreas bañadas de paso del agua. Si bien no se los considera en los cálculos hidráulicos de sedimentación, son parte de la realidad del Pilcomayo que define sus características cambiantes sobre el territorio y la transformación de cauces en zonas totalmente colmatadas. Constituye uno de los factores primarios de atarquinamiento del río, cañadas y canales. La característica aleatoria del desarrollo de estos materiales no permite incluirlos en los modelos hidráulicos para la previsión del comportamiento del río.

Consideremos, con estos datos, el proyecto del dique interceptor en la zona de Agropil.

Suponiendo que el sistema funciona perfectamente (lo cual hoy ya no es así); debería ingresar el 50% de los volúmenes de agua y sedimentos a Paraguay. Prácticamente todo ese 50 % debería llegar a Agropil, pues debe canalizarse desde la Embocadura hasta ahí en este momento, para que el sistema funcione. Esto significa que el 50 % de los sedimentos transportados se encontrarían frente a una barrera que detiene su paso. Estamos hablando de aproximadamente 60 millones de toneladas. Esto representa entre 25 y 37 millones de metros cúbicos (dependiendo de la densidad media del sedimento que se transporta) por año que quedarán en el dique. El área de deposición de Agropil, si calculamos con el diseño del proyecto de la Comisión y un sector retrocedente hasta Pelícano o Tuscal viejo (puesto la Mora, 17 Km aproximadamente en línea recta, que es más que lo que se suele calcular como efecto de remanso), tenemos una superficie aproximada de un 125 millones de metros cuadrados. Con un muro de seis metros de altura máxima en la coronación (exagerando las posibilidades topográficas de la zona), aguas abajo, disminuyendo hacia aguas arriba según los niveles que de el terreno, y una profundidad natural promedio de 1,5 m ( media que está también exagerada), tendríamos una capacidad de retención hasta su colmatación de 187 millones de metros cúbicos. Esto significa que en cinco años se colmata formando un domo en la cuenca y facilitando el paso para Argentina de los sedimentos y el agua; además de inundar hacia el Norte en Paraguay. Claro que la hidráulica no es una ciencia exacta y el río no es matemáticas. Al empezar a colmatarse la parte baja y frenarse el agua de cada pico de creciente, el resto lo hará aceleradamente en mucho menos tiempo y los desbordes se producirán desde el primer año, principalmente hacia el Sur de la cola de remanso, en donde tiene mejores pendientes. Siguiendo el diseño del terraplén planteado por el MOPC, en el primer año muy probablemente el agua pasará hacia Argentina, inundando totalmente la localidad de Puerto Irigoyen y poniendo a riesgo la localidad de El Quebracho.

Imagen donde se puede apreciar el diseño del dique interceptor de AGROPIL

Con las cifras mencionadas, la idea de movilizar los sedimentos mediante maquinaria a otros sitios para incrementar la vida del dique, cae por su propio peso. No hay presupuesto que soporte tal magnitud de trabajo y en tan poco tiempo, pues para moverlos, hay que esperar que el suelo pueda pisarse con maquinaria; y eso ocurre recién para finales del Invierno o principios de Primavera. Considerando que un volquete medio carga entre 5 a 6 m3 de tierra; se necesitará mover mínimamente alrededor de cuatro millones de volquetes; a fin de remover los sedimentos de un año.

Si paralelamente se canaliza la cañada Lamadrid Norte, un porcentaje del agua y sedimentos derivará por ahí. Gran parte de estos sedimentos van a terminar entre Margariños y Catán o incluso General Díaz, inundando más a los pobladores que ya están sufriendo las consecuencias de la colmatación de la cañada, y abriendo nuevas zonas de inundación, hacia el Norte y Sur. Ya he mostrado cuáles son empíricamente los índices de sedimentación anual promedio para el funcionamiento de estas cañadas.

La derivación por la cañada, le daría una chance a ese dique; digamos, por un año o en el mejor de los casos dos.

En todo esto, es necesario resaltar que hasta ahora se mantienen los bajos de Agropil porque los sedimentos quedan mucho antes, debido a la colmatación de Lamadrid desde San Antonio hasta Solitario y porque antes funcionó la cañada y llevaba el agua con sedimentos hasta Catán (por eso se inundaron todos esos campos, entre Margariños, Catán y más abajo).

Estos son los argumentos por los cuales, desde 1995 que se habla de la construcción de un dique interceptor, no se ha realizado. El primer proyecto debía unir San Martín con San Antonio; fracasó terminando ya el diseño, debido al arrastre de sedimentos d ella creciente de 1998-1999, que modificó absolutamente la topografía de la zona (topografía de diseño). El segundo proyecto debía desarrollarse entre Caracol y Agropil. Tampoco se realizó debido a los cambios permanentes en la topografía por el arrastre y deposición de sedimentos; sin dar lugar ni a los estudios preliminares (sólo los topográficos básicos de la traza). Un tercer proyecto se debía estudiar en la zona de Quebracho-Tuscal, aproximadamente; pero no se llegó si a hacer la topografía básica debido a los cambios topográficos en Paraguay, al ingresar los mayores módulos a este país desde el 2010. Halcrow licitó los estudios y decidió un emplazamiento en la zona de canales. Al modelar se dieron cuenta de que un dique en esa zona colapsaría de inmediato, por lo cual propusieron un sistema de “alerones” paralelos al río y canales, que derivaran el agua de manera más regular. Sin embargo no se avanzó debido a los cambios profundos que cada año el Pilcomayo produce en toda la región de bañados.

Lo más sensato y hasta ahora efectivo, ha sido limpiar los canales y cañadas para el el agua avance y haga su recorrido. Por supuesto que esto significa que los sedimentos avanzarán aguas abajo, en la medida en que los canales avancen aguas abajo. La única forma de lograr agua “limpia” en los sectores medios e inferiores, es dejar que el agua desarrolle su avance por las zonas bajas, depositando los sedimentos y drenando en sitios claves de las nacientes de cañadas inferiores. Esto significa inundar más a los productores de las zonas medias (Mistolar hasta Catán o General Díaz). Los beneficios obtenidos por los productores del sector inferior, deberían traducirse en sistemas de subsidios para los productores del sector medio, atendiendo a las potenciales pérdidas materiales y pérdidas de oportunidad productiva y capitalización.

A estos aspectos críticos, es necesario agregar la opinión y percepción que la población local tiene del proyecto del dique interceptor. A los ojos de los técnicos que han pergeñado la idea de un dique interceptor para el “filtrado” de las aguas con sedimentos, las tierras bañadas y la gran laguna de Agropil, son tierras baldías o inútiles. Esto justifica para ellos, el llenarlas de sedimentos que tardarán años en tornarse en tierras aptas y también el traslado de excedentes de sedimentos a otras áreas naturales bajas. Sin embargo, para los pobladores de la región, esta zona se constituye en una fuente inagotable de forraje en tiempo de sequía; manteniendo incluso algunos niveles de agua en la parte central de la laguna. El manejo cultural de estos campos se presenta como un claro ejemplo de uso pastoril compartido, constituyendo una forma de pastoreo colectivo responsable por parte de los pequeños productores criollos que ocupan la región. Este sistema pastoril pilcomayense (repetido en otras zonas del bañado como estrategia colectiva de los ganaderos criollos) se torna en una importante manifestación de la existencia de una estrategia de mitigación (no la única) para los cambios que se van incrementando en esa zona, debido a las transformaciones naturales del río y sus bañados y a las evidentes variaciones en el clima de la región, en los últimos años. El proyecto es visto, por la población local, como un atentado irracional a sus economías, a su soberanía alimentaria y a sus derechos territoriales tácitamente adquiridos por ser pobladores centenarios de la región.

martes, 2 de junio de 2015

SISTEMA DE ALERTA TEMPRANA Y MONITOREO DE LA CUENCA BAJA DEL RÍO PILCOMAYO

SISTEMA DE ALERTA TEMPRANA Y MONITOREO DE LA CUENCA BAJA DEL RÍO PILCOMAYO

A continuación compartimos una ficha de información acerca del sistema de alerta temprana y monitoreo de la cuenca del río Pilcomayo.

Tipo de evento/s objetivo/s (inundaciones, sequías, incendios)

El sistema de alerta vinculado al monitoreo ambiental del Pilcomayo, atiende, en primer lugar, a las crecientes; intentando prevenir a las poblaciones asociadas al río y los bañados, del advenimiento de las inundaciones regulares, inundaciones excepcionales, cambios en el desplazamiento del río y de los bañados y potenciales zonas de riesgo o de aumento de vulnerabilidad.

Concomitantemente, luego del período de crecientes, se previene sobre potenciales situaciones de sequía crítica, según haya evolucionado el desplazamiento del agua, especialmente en la zona de los bañados.

Cobertura geográfica del sistema


El sistema está referenciado geográficamente en la cuenca baja boliviana (desde Villamontes al límite con Paraguay y Argentina); en Argentina, Salta y Formosa; en Paraguay, Boquerón.

La información que se recaba y difunde de la Cuenca Alta boliviana es en función preventiva, ante eventos excepcionales o prolongación del ciclo de crecientes regulares.

Fuente de información para su funcionamiento

Datos hidrométricos

  1. Dirección Ejecutiva de la Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del Río Pilcomayo (DE-CTP)
  2. EVARSA – Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación (Argentina)
  3. SENAMHI (Bolivia)

Datos meteorológicos

  1. Servicio Meteorológico Nacional (Argentina)
  2. SENAMHI (Bolivia)
  3. DINAC (Paraguay)

Información local

  1. Pobladores y productores de las diferentes zonas, enlazados mediante Facebook, correo electrónico, celulares (en sus diversas formas de intercambio de información: MSM, Wathsapp, Hangouts, Messenger, Skype), con quienes se intercambian noticias locales sobre la evolución del agua, imágenes y vídeos.
  2. Organizaciones no gubernamentales que colaboran con información local (Bolivia, Paraguay y Argentina).
  3. Defensa Civil de Salta, a través de su Facebook
  4. Funcionarios de organismos públicos de los tres países, de manera independiente o vinculada a su función pública.
  5. Prensa escrita (El Tribuno de Salta, Informate Salta, Nuevo Diario de Salta; El Intransigente de Salta; La Mañana de Formosa, El Comercial, de Formosa; Ultima Hora de Asunción; ABC Color de Asunción; La Nación de Asunción; El Deber, Bolivia; El País, Bolivia; Erbol digital, Bolivia; otros)
Actualmente hay una trama de más de doscientos actores activos y 1700 actores entre activos y receptores pasivos de la información, enlazados por las diferentes redes de comunicación social.

Información satelital


  1. Imágenes satelitales LANDSAT mediante el servicio de USGS a través del sitio http://earthexplorer.usgs.gov/
  2. Imágenes satelitales MODIS mediante el servicio de la NASA, a través del sitio http://lance-modis.eosdis.nasa.gov/

Tiempo de respuesta


Depende de la actualización pública de los datos hidrométricos (DE-CTP, EVARSA, SENAMHI).

Corrientemente podemos dar alerta a la costa argentina y paraguaya con por lo menos 11 horas y hasta 36 horas de anticipación de los eventos extraordinarios, en los sitios que se producen desbordes regulares con mayor impacto sobre el territorio. Esto varía un poco año a año, debido a los cambios estructurales en el río, por los procesos de colmatación y reubicación de sedimentos.

En la zona de formación de los bañados, después del sistema de canales de reparto (Argentina-Paraguay), el tiempo de respuesta varía de 3 a 5 días de anticipación.

El sistema no contempla todavía una respuesta directa en las cabeceras de la cuenca baja (Villamontes, Bolivia), a las crecientes de la cuenca alta boliviana, debido a que las fuentes de información hidrométrica son someras (una vez al día).

Descripción de su funcionamiento

Para entender el funcionamiento del sistema de alerta, es necesario entender la estructura y funcionamiento del río.

Brevemente, la estructura del río comprende un sistema de carga, en la cuenca alta boliviana (aproximadamente 90.000 km2), un cauce de llanura que actualmente va desde Villamontes (Bolivia) hasta la zona de reparto (Noroeste de Formosa. Argentina). Se trata de la cuenca baja superior. En la parte inferior de este sector se producen desbordes regulares que forman áreas de avulsión extensas en Bolivia y principalmente Argentina. La regularidad de los desbordes ha ido en incremento desde 1990 (esporádicas) hasta principios de la década del 2000, que son anuales.

A partir del sistema de reparto (aguas abajo del sistema de avulsiones mencionado), se forman dos sistemas de bañados, uno del lado paraguayo y otro del lado argentino. Ambos sistemas están canalizados hasta cierto punto y luego se forman los bañados propiamente. Esto conforma la cuenca baja media.

Del lado argentino, esta formación es más o menos regular y limitada territorialmente, con procesos de colmatación creciente hasta la Ruta Provincial 28, que actúa de dique interceptor, con drenaje mediante un vertedero. Aguas abajo de la Ruta Provincial 28 el sistema de bañados mantiene una mayor regularidad, formando esteros y una red de riachos que desembocan en el río Paraguay.

Del lado paraguayo, el sistema de bañados es menos definido y más extendido en el territorio, formando, a partir de General Díaz, esteros y una red de riachos que también desembocan en el río Paraguay. Aproximadamente desde una línea imaginaria que une la Ruta 28 en Formosa (Argentina) con General Díaz en Boquerón (Paraguay), hacia aguas abajo hasta la desembocadura delos riachos en el río Paraguay, se conforma la cuenca baja inferior.

El río, hasta el primer sector de bañados, aguas abajo del sistema de reparto (cuenca baja superior y primer tramo de la cuenca baja media), funciona como un río de montaña, en la llanura. Cuando se registran precipitaciones significativas en la cuenca alta, crece de repente, con un arrastre importante de sedimentos que proceden en parte de la cuenca alta y en parte de la remoción del lecho y barrancas de la cuenca baja. Al cesar las precipitaciones, de un día para el otro, o en horas, disminuye su caudal y velocidad, depositando gran parte de los sedimentos arrastrados, aguas abajo. Este fenómeno de picos de caudal y caídas repentinas es lo que provoca el atarquinamiento del cauce, propio del Pilcomayo; favoreciendo el desarrollo de áreas nuevas de desbordes y retroceso del río, con la formación, aguas abajo, de bañados inestables.

En 1991 La Comisión Binacional del Pilcomayo (Argentina y Paraguay) comienza a desarrollar una estrategia de control del retroceso, mediante canales de derivación hacia ambos países (sistema de reparto), con el objetivo de acelerar la velocidad del río en el último punto de atarquinamiento y detener el proceso retrocedente. Desde entonces, mediante obras de canalización anuales (no siempre con regularidad), se ha mantenido este sistema de reparto en un radio de poco menos de ocho Km. La aceleración de la velocidad del agua implicó el avance de los sedimentos arrastrados en los picos hacia el sistema de bañados; con lo cual éstos, en su primera sección, comenzaron a modificarse significativamente, con áreas de colmatación e inestabilidad territorial. La solución propuesta por la población indígena local fue realizar anualmente canalizaciones internas del bañado, que faciliten el transporte de sedimentos hacia sectores no colmatados. Esta tarea se realiza desde el año 2006 tanto en Argentina como en Paraguay, dependiendo de los presupuestos estatales destinados a tal fin. Con los canales, se traslada el problema de inestabilidad más hacia abajo; pero se evitan derrames más extendidos en zonas hasta ahora altas. En Formosa, Argentina, la remoción de sedimentos se acompaña con la construcción de una defensa extendida en las zonas más críticas, cubriendo alrededor de cien Kilómetros de terraplén continuo. Este sistema defensivo protege los pueblos, establecimientos y parajes al sur del bañado; pero a la vez se constituye en un sector crítico de monitoreo permanente, debido a los riesgos de ruptura por erosión.

En síntesis, se trata de un sistema que, especialmente a partir del paralelo de 21° 30', se torna progresivamente hacia aguas abajo, muy sensible y frágil en cuanto al mantenimiento de una estructura de cauce. Esto lleva a que se desarrollen zonas de riesgo que aumentan la vulnerabilidad de las poblaciones asentadas en ese sector de su cuenca. El riesgo se incrementa a medida que se avanza aguas abajo, ya que las pendientes disminuyen rápidamente, llegándose de 403 msnm a 230 msnm en una distancia recta de menos de 160 km (Villamontes-Misión la Paz, con cauce, pendiente media aprox. de 1,08 m/km), y luego de 230 msnm a 128 msnm, en 320 km (Misión la Paz-Ruta 28, inicialmente cauce con desbordes recurrentes y luego bañados, pendiente aprox. de 0,32 m/km).

¿Cómo llegamos a desarrollar el sistema de monitoreo y alerta temprano?

Atendiendo a la alta vulnerabilidad de las poblaciones de la cuenca baja-media y la alta fragilidad del sistema, comenzamos a desarrollar con la población local una tara de identificación de criticidades locales y del sector de la cuenca. A partir del año 2002 recorrimos la cuenca de Argentina y parte de la cuenca del Paraguay, con pobladores locales, en los diferentes sectores. En el año 2004 tuvimos oportunidad de elaborar un relevamiento participativo con la población originaria de Argentina, Bolivia y Paraguay, con patrocinio de la Dirección Ejecutiva de la Comisión Trinacional del Pilcomayo. Los datos emergentes de este relevamiento, sumados a los estudios técnicos que dicha Comisión estaba realizando desde 1995 (año de su constitución); permitieron elaborar un mapeo de riesgo hídrico. Este mapeo y sus informaciones asociadas (principalmente registros hidrométricos y meteorológicos de referencia), se constituye en la línea de base a partir de la cual se realizan los monitoreos regulares y se conforman los criterios indicadores de situaciones de alerta.

En el año 2005 se reunieron delegados de los pueblos originarios de la cuenca con funcionarios y técnicos vinculados a los organismos de cuenca (de Formosa, de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación, de la Comisión Nacional Pilcomayo de Paraguay y de la Comisión Trinacional Pilcomayo). Se acordaron estrategias de limpieza e identificación anual de criticidades dentro de la zona más inestable del bañado, para recuperar el funcionamiento hídrico más apropiado para el desarrollo del río y los bañados y la convivencia de poblaciones sedentarizadas en sus márgenes.

Desde el año 2002 se fueron capacitando tecnológicamente personas para efectuar el georreferenciamiento y registro fotográfico de las identificaciones realizadas. Técnicos de ONGs, pobladores locales (criollos e indígenas) y últimamente estancieros (en Paraguay), ha sido capacitados en el manejo de GPS y fotografía digital (hoy es un anacronismo mencionarlo; pero cuando se inició, era una metodología de avanzada). Algunas personas se capacitaron en la lectura e interpretación de imágenes satelitales LANDSAT, y unos pocos en el manejo básico de SIG.

El rol del equipo de monitoreo se concentró en recoger las informaciones, sistematizarlas y brindar un diagnóstico útil para técnicos y pobladores, a fin de prevenir las potenciales consecuencias negativas de la siguiente creciente, o prever estados de sequía intensa para el período entre crecientes.

¿Cómo funciona el sistema?


Anualmente, durante y después de las crecientes, se hace una identificación de los cambios que ocurren en el desarrollo territorial del río y de los bañados. Se atiende especialmente a las zonas críticas identificadas en la línea base. Esta actividad se realiza a partir del análisis de las imágenes satelitales de la región afectada; la información verbal y fotográfica aportada por los pobladores locales; visitas a las diferentes zonas cuando hay financiamiento, por parte de técnicos de entes gubernamentales y ONGs que participan voluntariamente del monitoreo. A veces se cuenta con el aporte de informes o fotografías obtenidas en sobrevuelos oficiales o privados. Son clave en estos relevamientos, las personas que históricamente fueron capacitadas para el uso de tecnología asociada al monitoreo; pues pueden indicar con mayor precisión las situaciones críticas, e incluso elaborar mapas locales interpretando la realidad.

Identificados los cambios con este conjunto amplio de informaciones y datos, se realiza un mapa de riesgo para el siguiente período hidrológico y de posibilidades de sequía intensa para el invierno-primavera próximo inmediato.

Un aporte significativo, son los informes de crecidas de la Dirección Ejecutiva de la CTP. Si bien no son regulares ni en tiempo real, nos permiten evaluar la crecida de cada ciclo con las anteriores y analizar los cambios en la regularidad o frecuencia de picos, volúmenes desplazados fuera del cauce en las áreas de avulsión no permanentes, tiempos de llegada de los picos de una estación a otra (Villamontes a Misión la Paz), y otros datos que nos permiten percibir la magnitud de algunos cambios respecto a la línea base.

Con este conjunto de informaciones y datos elaborados, y cuando hay financiamiento, se planifican visitas a las zonas más afectadas o potencialmente vulnerables en la próxima creciente. En estas visitas, además de ver in situ los cambios o alteraciones, tiene como objetivo principal conversar con la gente del lugar y recibir sus percepciones sobre dichos variaciones. Esta percepción local es fundamental para elaborar junto con la gente del lugar, estrategias de prevención o mitigación ante eventos próximos. De estos encuentros (la mayoría de las veces informales), surgen en muchas oportunidades iniciativas y propuestas de intervención que se presentan a los técnicos responsables de los organismos de cuenca. El equipo de monitoreo en general no interviene en estas presentaciones, sino las organizaciones locales, sean de pobladores (como asociaciones civiles, juntas vecinales, etc) o de productores (asociaciones de productores, cooperativas e incluso la Sociedad Rural).

Durante el período de crecientes, desde una central conectada a Internet, se obtienen diariamente o varias veces al día, según la urgencia, informaciones hidrométricas y meteorológicas de los servicios citados en el ítem “Fuentes de información”. Se consultan las imágenes satelitales del día, cuando es posible (regularidad condicionada por la frecuencia de pasada de los satélites y la presencia de nubes). Con esta información, se construyen los datos que son puestos en público en un lenguaje fácil de entender, interpretando el significado de los registros para los diferentes puntos de la cuenca. Los mismos se divulgan por Internet, mediante una página del Facebook (monitoreopilcomayo), por celular (MSM, Wathsapp, etc), VHF (en Paraguay) y por correo electrónico a una lista de distribución que se fue construyendo con el paso de los años, e incluye actualmente pobladores, funcionarios y técnicos de ONGs y organismos públicos. Existen indicadores ya elaborados empíricamente de estados de atención y alerta en los sitios de medición. Esto nos permite dar el estado de alerta temprano a las zonas aguas abajo de donde se observan niveles o situaciones críticas. Las radio emisoras locales (FM) reproducen los avisos de alerta. Los contactos con las radio emisoras son principalmente mediante el Facebook y a veces telefónicamente.

Paralelamente a lo que se emite, diariamente recibimos información por celular, correo electrónico o Facebook de la situación en diferentes puntos, por parte de la población local que año a año se va comprometiendo más con su participación en el sistema. De ser pasivos receptores, actualmente una gran cantidad de personas comienza a enviarnos información verbal y fotográfica por los medios mencionados, a fin de dar a conocer su situación y alertar a los que están aguas abajo. De esta manera, muchos organismos responsables, provinciales y nacionales, obtienen información directa de la población afectada o por afectarse, pudiendo dar respuestas más rápidas y eficientes.

Administradores


Fundación para la Gestión e Investigación Regional (FUNGIR), en colaboración con otras organizaciones de la cuenca baja.

Usuarios

Habitantes y productores de la cuenca baja del río Pilcomayo (Bolivia, Argentina y Paraguay). Se trata de población criolla, indígena y estancieros (especialmente en Paraguay). Actualmente se suman a los usuarios originales, docentes y funcionarios no locales, que deben ir a la zona de riesgo o viven allí temporariamente, y solicitan información para planificar sus actividades.

Fuente de financiación

Entre 2003 y 2012, financiamientos por medio de la Cooperación Internacional privada.

Desde el ciclo hidrológico 2012-2013 hasta la fecha, de manera voluntaria, con pequeños aportes para el ciclo hidrológico 2013-2014. Durante el ciclo 2014-2015 la actividad es exclusivamente voluntaria.

Luis María de la Cruz
FUNGIR, Formosa, 22 de febrero 2015